La mayoría de personas cuando piensan en bacterias lo primero que se le viene a la cabeza es que son aquellas culpables de causar enfermedades y que solo son perjudiciales. Pero, sorprendentemente, estas bacterias patógenas son solo una minoría. La mayoría de los microorganismos son beneficiosos y necesarios para el correcto funcionamiento de la vida. Por ejemplo, en el caso de los seres humanos, la mayoría de nuestra microbiota está compuesta por bacterias esenciales encargadas de desempeñar funciones importantes como la digestión, la síntesis de vitaminas y la protección misma protección frente a otros patógenos. En el medio ambiente, la mayoría de las bacterias también son beneficiosas para los ecosistemas, ya que están involucradas en procesos relevantes como la descomposición de materia orgánica, la fijación de nitrógeno, etc.
Debido a su microscópico tamaño, no somos conscientes de su presencia, pero eso no implica que no estén ahí. Estos microorganismos son seres ubicuos que por lo tanto habitan en cualquier rincón del planeta.
En este taller, mostraremos cómo estos seres “invisibles” están presentes en nuestro día a día y cómo los microbiólogos trabajamos con ellos. Además, gran parte de esta actividad estará centrada en cómo cierto tipo de bacterias pueden ser utilizadas en aplicaciones medioambientales de gran importancia tales como: su comportamiento como agentes de biorremedio de ambientes contaminados con metales (p. ej. Selenio) y sus implicaciones en la seguridad de los futuros almacenamientos de residuos radioactivos.
Además, os hablaremos de las últimas tecnologías que se están llevando a cabo en el área del biorremedio que consisten en el encapsulamiento de estos microorganismos en microesferas de gel con el fin de conseguir rendimientos mayores en las tasas de descontaminación de tóxicos.
Colaboradores: Mohamed L. Merroun.