A Linneo le debemos las bases de la taxonomía biológica que usamos para clasificar y ordenar a los organismos que habitan o habitaron el planeta Tierra. En la simpleza del método taxonómico Linneano radica el éxito del mismo: clasificar y ordenar los diferentes organismos de forma jerarquizada en función de las similitudes morfológicas. Clasificar y ordenar los objetos que nos rodean es un acto que aprendemos desde nuestra más tierna infancia. En esta actividad aplicaremos este sencillo principio de clasificación y ordenación de la ropa en un armario para entender las claves básicas de la taxonomía. Si además de clasificar y ordenar por el parecido morfológico introducimos la idea de parentesco entre ancestros y descendientes, y consideramos la variabilidad morfológica que encontramos en la naturaleza, la clasificación y ordenación de nuestro armario nos permite también entender la idea de selección natural de Darwin y otros conceptos básicos aplicados en evolución (variabilidad intraespecífica, adaptación/función, convergencias morfológicas, novedades evolutivas, formas intermedias, etc.). Así que os animamos a abrir las puertas de vuestro armario para que desempolvéis a ese Linneo y a ese Darwin que guardáis dentro.
Responsable: Julio Aguirre.
Colaboradores: Jesús Reolid Pérez, Dpto. Estratigrafía y Paleontología