Destinatarios: Educación Infantil y Primer Ciclo de Primaria
Estudiantes Responsables: Raquel García, Jonathan Molina, Patricia Martínez, Sara Álvarez, Virginia Molina Ortiz, Rocío Morón Martos y Elena López González
Desde muy antiguo se conocen las propiedades de la “piedra imán” (magnetita) para atraer los objetos de hierro. Desde entonces las propiedades magnéticas se han utilizado de diversas formas en nuestra vida cotidiana.
Las brújulas, una de las primeras aplicaciones del magnetismo, han permitido desde tiempos remotos que no perdamos el norte. Pero hay más imanes en nuestra vida cotidiana, aparte de los que utilizamos para dejar notas en el frigo.
Los hay en electrodomésticos y en aparatos para diagnosticar enfermedades. ¿Qué sería de nosotros sin el dinero de plástico? Esas tarjetas que nos permiten pagar en distintos establecimientos, sin hacer uso de billetes o monedas, tienen una banda magnética que es la que reconoce nuestro banco para hacer la transferencia. Las grúas electromagnéticas que se utilizan para separar la chatarra de los automóviles también funcionan gracias al magnetismo. Más llamativa es la aplicación que éste tiene en los trenes de levitación magnética, que son capaces de alcanzar velocidades próximas a los 500km/h. ¡Pero se nos olvidaba que con los imanes también podemos jugar!
Y ya que hablamos de velocidad y de juego, en nuestro taller vamos a mover objetos metálicos con imanes. ¿Seremos capaces de llegar a la meta sin tocar nuestros vehículos particulares? ¿Quién llegará antes?